Demo Site

domingo, 19 de abril de 2009

Diario de muerte.



Preferiría no empezar con algo como: “La gota ha vuelto al inmenso mar de la existencia…”. Porque esas palabras no sirven, no hay palabras para darse ánimos, en una situación así solo necesito decir una… DUELE, hay que asumir el dolor, lo que duele, duele y mientras duele, duele, pero ¿Por que habría de doler si es algo que no sucedió?, una idea que no alcanzó a articularse en un evento y vaya descubrimiento de lo obvio entre tu y yo no pasó nada, no se que siento.

No hay nombres en la zona muda de los sentimientos, las palabras usadas para nombrarlos están viciadas.

Nunca quise doblegar nuestras visiones para concurrir en una misma opinión. Eso siempre me pareció una visión mediocre, de sometimiento de alguno de los dos, quiero que seas quien eres, que vivas en tu mundo, un mundo positivo que te permita ser feliz.

Eres la mujer con esa fuerza invisible que no puede medirse ni comprobarse pero que puede sentirse, no puedo describirlo con palabras pero ten por seguro que no es la intención de jactarme del éxito que significaría haberte enamorado.



Así es como parte el diario de muerte de Rufo, un muchacho neurótico, que camina rápido, que no puede encarar la realidad, impulsivo y para colmo recién enamorado de una mujer… despreciable, teniendo que sacrificarse por ella, sufrir humillaciones y burlas, todo esto por temor a nunca más ser mirado por esos ojos… fascinantes.

La “conoció” en la calle mientras llovía, ambos debajo de un pequeño techo, después de unos minutos bajo la tormenta ambos se dieron cuenta que iban a estar ahí por un buen rato, una lluvia que parecía nunca acabar ni siquiera languidecer por un segundo, sin haberlo pensado antes, Rufo sintió que había alguien importante junto a el, como cuando alguien te esta mirando y sientes esa mirada, mas o menos algo así el la miró, ella lo miró, sonrieron, ella lo miró, el la miró y se dio cuenta que ahí estaba, que era bella y no pudo ni quiso evitar decirle:

-Estoy enamorado seamos novios.



Pues seamos – dijo ella

Así es como empieza su historia, ella dedicada a la lectura y el dedicado a interrumpirla, pasando sus momentos juntos en un café o algún lugar donde ella pudiera sumergirse en la lectura y Rufo encontraba un momento para estar con ella.

En la calle ella caminaba enfrente, como la líder de una manada y Rufo siguiéndola tratando de entender lo que es el amor, ese deporte de alto riesgo practicado por parejas quizás inconscientes ante el peligro de romperse el corazón o dejarlo muy dañado como para poderlo usar de nuevo y también practicado por valientes que a sabiendas de los riesgos están ahí, al borde de la inmensidad.

Llevan juntos seis días y aún no se han dicho nada que jamás se hayan dicho, prácticamente nunca se han dicho nada, Rufo postrado inmóvil ante esta belleza, rogando que este momento no sea capricho de un pensamiento del bravucón, así se refería Rufo cuando hablaba de Dios, no tenia nada contra la fe, solo que nunca entendió ese interés por la religión, un sujeto cualquiera hace falsas interpretaciones del Corán y crea un ejército de asesinos, así que mejor decidió dejar de lado al problema.

Sus encuentros son recurrentes y nada enriquecedores para la curiosidad de Rufo por entender el amor, cuando se acaba el café y los ojos ya no pueden seguir con la lectura se despiden y se retiran por caminos diferentes.

Conforme pasan los días, Rufo quiere que las cosas avancen, empezar a hacer lo que hacen las otras parejas, no por envidia, sino por sentir que las cosas van bien.



Y esque Rufo siempre quiso probar cosas nuevas, para curar su dolor, algo nuevo y entre más difícil mejor, en ese momento se reaviva el interés por el mundo, precisamente lo que Rufo siempre quiso, volver a sentir interés por todo el eclecticismo que hace de la vida un milagro. Habiendo tantas enfermedades metafóricas sociales en las que las personas quieren encajar en un molde.

Hasta cierto punto todos estamos predispuestos a fracasar pero en estos actos de curación Rufo se desprograma y se prepara para ser mejor, para sumarse puntos a favor, para ser mejor.

Tomando conciencia de que necesita cambiar esta situación humillante junta valor y cuando ella esta cambiando de página le dice:

“¿Quieres seguir con esto?”, poniendo la mano en la página siguiente

No, la verdad es que no me interesa – dijo aquella mujer hermosa y se alejó entre las personas.

Rufo trató de seguirla pero nada pudo hacer para detenerla, se sintió destrozado, incompleto, divorciado y solo pudo llegar a su casa para mirarse en el espejo y con las manos apoyadas en la pared solo pensaba, que hacer para detener esta sensación, esta imagen de la mujer de la que estaba enamorado huyendo, alejándose de el.



Ya han pasado dos días desde aquel encuentro y no sabe nada de ella, no podía evitar darle mil vueltas a la misma imagen.

Y todo esto para descubrir en su reflejo a un muerto y parado junto a este muerto estaba el de niño de doce que entró a la secundaria y el de cinco que aprendió a leer. Cayendo en la cuenta de que habría muchos muertos más en su vida Rufo se propuso asumir el dolor, lo que duele, duele y mientras duele, duele y vivir profundamente cada instante, concluyendo este nuevo propósito con las siguientes palabras:

¿Si no soy yo quien lo viva?, ¿quién?, ¿si no es ahora? ¿Cuándo?, ¿si no es aquí? ¿Dónde? Y ¿si no es de esta manera? ¿Cómo?, Cada cambió importante en nuestras vidas deja un muerto y el diario de muerte es la crónica que narra el cuento de cada uno de los muertos que forman parte de quienes fuimos en el pasado.



 Javier
Velázquez

jueves, 9 de abril de 2009

Un cuento.

En una pequeña aldea hay una enorme montaña que con su sombra cubre toda la aldea y los niños se vuelven raquíticos (El raquitismo ocurre por deficiencia de vitamina D, la vitamina D se sintetiza por la transformación del colesterol por las radiaciones solares, los rayos del sol llegan a un precursor en la piel y este se sintetiza en vitamina D). Entonces un viejito con una cucharita camina a la montaña. -¿A dónde vas con esa cucharita? 

Voy a la montaña. 

-Y ¿A qué vas a la montaña? 

Voy a mover la montaña. 

-Y ¿Con qué la vas a mover? 

Con esto. 

-Ja!, ¿con esa chucharita?... nunca podrás 

Cierto, nunca podré... pero alguien tiene que comenzar.

lunes, 6 de abril de 2009

Imágenes mias.

Clic en la imagen para verla en tamaño real.
Fuegos artificiales.

Amigos.
No me interesa saber el futuro.
Bburbujas en una botella.
¿Suerte?

Estaba de vacaciones y me encontré con esta abeja.
A riesgo de sonar cursi me atrevo a decir que esta foto "la soñé"
Una Libelula que encontré cerca de mi tienda de campaña.

Labels

Labels

Labels